El domingo pasado, Buenos Aires fue testigo de una jornada épica en la que más de 1300 triatletas de 31 países se dieron cita en el Ironman 70.3. Entre ellos, el pehuajense Franco Cragnulini, quien debutó en esta competencia de gran envergadura. La exigente prueba incluyó 1.9 km de natación en el lago de regatas de Palermo, 90 km de ciclismo por avenidas y autopistas porteñas, y 21.1 km de carrera en los bosques de Palermo, completando así las 70.3 millas que dan nombre al tradicional medio Ironman.

En diálogo con La Mañana de Del Sol, el pehuajense compartió cómo fue vivir esta experiencia exigente y los desafíos que implicó prepararse para una competencia de esta magnitud por primera vez.

Cragnulini afirmó: “En cualquier aspecto de la vida hay ciclos que se cierran y otros que se abren. A mí el ciclismo me ha dado un montón, pero sobre fines del año pasado encontré una baja en la motivación y en las ganas de proyectarme en el ciclismo. Ahí surgió, poco a poco, la posibilidad de competir en otro tipo de pruebas. Se fueron dando las cosas para empezar a nadar, y eso me despertó un nuevo desafío. Ya en julio me puse firme y me inscribí en esta competencia. Eso me hizo reencontrar la motivación para volver a entrenar”.

“En julio se dio esta posibilidad con la fecha del Ironman de media distancia, que es en la que yo competí. Era cerca, en Buenos Aires, y dentro de unos parámetros que, para un debutante, estaban buenos, sobre todo para un debutante”, agregó.

“El mensaje es expresar que, muchas veces, cuando uno se encuentra desmotivado y sin encontrar el norte, si hay búsqueda, siempre aparece esa ‘lucecita’ que te anima a salir —como era en mi caso— de una zona de confort, como el ciclismo. Es un súper desafío, pero si uno se lo propone, siendo disciplinado y ordenado, es posible realizar cualquiera de estas pruebas, obviamente adecuando el contexto deportivo de cada persona”, comentó Cragnulini.

“En este Ironman fueron 1.900 metros de natación, 90 kilómetros de ciclismo y 21 kilómetros de pedestrismo. La natación fue la parte más desafiante. Más allá de que fue en un lago, en el agua pasan muchas cosas y hay que saber sobrellevarlas. Para mí, en el agua era ‘sobrevivir’. Era una competencia larga y no había que volverse loco, porque después había 90 kilómetros de ciclismo y 21 corriendo. Yo no fui a buscar ninguna marca ni nada especial, fui a hacer la experiencia, y el tiempo que saliera iba a estar bien. La expectativa estaba puesta en otro lugar. Después, el ciclismo fue la parte que más disfruté, porque es lo mío, pero tenía que estar controlado y regulado porque me quedaban los 21 kilómetros para correr. En la parte de correr fue donde más me costó, porque empieza a caer un poco la ficha del estrés que le estás dando al cuerpo. Estoy muy contento. Para mí fue una primera experiencia y, obvio, quiero revancha”, explicó el competidor pehuajense.

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